Mani, nustra furgoneta VW T5 por un fin de semana … un gran clasico!

El sur de Francia en junio tiene un aire especial: cielos despejados, caminos serpenteantes y esa sensación de libertad que solo un buen road trip puede ofrecer. Pero este no fue un viaje cualquiera. Este fue el primero que hicimos con «Mani», una Volkswagen T5 amarilla que, durante un fin de semana, se convirtió en nuestra casa rodante y cómplice de aventuras. Fue una prueba para nuestro gran sueño de recorrer América Latina en un vehículo similar, y «Mani» no nos decepcionó. Lo que comenzó como una simple escapada de fin de semana se transformó en una experiencia inolvidable, llena de descubrimientos, sorpresas y momentos mágicos.

La primera impresión: Mani, el cacahuete amarillo

Al verla por primera vez, lo primero que nos vino a la mente fue un cacahuete gigante. Ese amarillo vibrante, que destacaba en cada paisaje, nos hacía sonreír. Decidimos llamarla «Mani», no solo por su parecido con un cacahuete, sino porque en Argentina, donde planeamos viajar algún día, se le dice «maní» al cacahuete. Desde ese momento, Mani se convirtió en mucho más que una furgoneta alquilada: era parte de nuestro viaje, con su propio carácter y estilo.

La comodidad de Mani: El espacio y la cama perfecta

Una de las cosas que más nos sorprendió de la VW T5 fue el espacio interior. Aunque por fuera podía parecer compacta, una vez dentro, nos dimos cuenta de que había espacio de sobra para los dos. El sofá/cama de Ikea fue un gran acierto. Decidimos dejarla en modo cama durante todo el viaje, lo que resultó ser una decisión práctica, ya que nos ahorró tiempo y energía en las mañanas. Debajo de la cama, encontramos cajones donde pudimos guardar nuestras pertenencias, lo que nos ayudó a mantener el espacio organizado y libre de desorden.

Dormir fue increíblemente cómodo, y una mañana en particular nos encontramos improvisando algo que se volvió uno de nuestros mejores recuerdos: usando cinta adhesiva, pegamos nuestro móvil en el techo de Mani para tomarnos fotos desde arriba. Aunque sonaba como una idea absurda en el momento, el resultado fue mágico. Las fotos capturaron nuestra alegría y la comodidad de estar en nuestro pequeño refugio sobre ruedas.

Cocina, luces y música: El corazón del viaje

El maletero de Mani estaba sorprendentemente bien equipado. Un mueble integrado albergaba todo lo necesario para cocinar: una pequeña cocina portátil, utensilios, y un fregadero para lavar los platos. Durante el viaje, no solo cocinamos comidas sencillas, sino que lo transformamos en un pequeño escenario para crear momentos mágicos. Una noche, mientras nos preparábamos para la cena, colgamos guirnaldas de luces en la puerta trasera, iluminando nuestro pequeño rincón bajo las estrellas. Ese fue también el momento en el que hicimos nuestro taller de pinturas artísticas, que nos llevó a un espacio de conexión creativa y espiritual.

A lo largo del viaje, una canción nos acompañó como banda sonora: «Non, je ne regrette rien» la versión de Danakil. Esa melodía, con su mezcla de reggae y espíritu rebelde, resonaba perfectamente con nuestra sensación de libertad en las carreteras del sur de Francia. Con la música sonando, luces cálidas titilando en la oscuridad y nuestras caras pintadas como si estuviéramos en un ritual, esa noche se convirtió en algo más que un simple momento de camping. Fue una celebración de la vida, de la creatividad, y de la aventura que compartíamos juntos.

Mani en la carretera: Una experiencia diferente

Conducir a Mani fue una experiencia en sí misma. Nos encantaba la altura extra que nos daba, permitiéndonos ver el paisaje de una forma distinta, por encima de la mayoría de los coches en la carretera. Cada curva en las colinas de la Provenza nos ofrecía nuevas vistas y nuevas sensaciones. Sentimos que teníamos una perspectiva diferente del mundo, y eso, combinado con la libertad de parar cuando quisiéramos, hizo que cada kilómetro recorrido fuera especial.

Este road trip fue un hito para nosotros. No solo porque era el primero que hacíamos juntos, sino porque fue la primera vez que experimentamos lo que es vivir en una furgoneta por unos días. Desde los pequeños detalles, como organizar las maletas en los cajones debajo de la cama, hasta la sensación de independencia total, todo en Mani nos hizo soñar aún más con nuestro futuro viaje por América Latina. Nos demostró que este estilo de vida, nómada y aventurero, era exactamente lo que queríamos.

Detalles técnicos de la Volkswagen T5

La Volkswagen T5 es un clásico entre los viajeros por carretera, y no es difícil entender por qué. Su versatilidad, comodidad y espacio interior hacen que sea la elección ideal para road trips de todo tipo. Esta versión estaba equipada con todo lo necesario para un fin de semana de autonomía: desde el espacio para dormir hasta el equipamiento para cocinar y guardar nuestras cosas.

  • Motor y rendimiento: La T5 viene con un motor diésel que ofrece una buena relación entre potencia y eficiencia. Durante nuestro viaje, nunca sentimos que le faltara fuerza, ni en las carreteras más empinadas del sur de Francia.
  • Espacio interior: Aunque parece compacta desde fuera, el diseño interior maximiza el uso del espacio, lo que permite que dos personas vivan cómodamente. El mueble en el maletero, con su mini cocina, fregadero y espacio de almacenamiento, fue uno de los elementos más prácticos del viaje.
  • Conducción: La T5 es sorprendentemente fácil de manejar. A pesar de su tamaño, se siente ágil en la carretera y ofrece una conducción suave, lo que es clave cuando pasas varias horas en ruta.

Un adelanto de la gran aventura

Este viaje de fin de semana en Mani no fue solo una escapada, fue una ventana al futuro. Nos dio una probadita de lo que será nuestra vida en la carretera cuando finalmente emprendamos nuestro gran viaje por América Latina. Mani, con su espíritu vibrante y su comodidad inesperada, se convirtió en nuestro pequeño hogar sobre ruedas y nos hizo soñar aún más con la libertad de viajar sin prisas, explorando cada rincón del mundo a nuestro ritmo.

Después de ese fin de semana, supimos que no queríamos solo alquilar furgonetas para escapadas ocasionales; queríamos una para nosotros, una compañera de aventuras que nos acompañe en los caminos largos y solitarios, pero llenos de sorpresas y maravillas por descubrir.

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